¿Cuántas vueltas habré dado ya en esta chata cuenca de retiro orbital? Una, tal vez más. Sí, puede que haya rotado una vuelta completa. Y no tengo sed por lo que apenas habrán transcurrido unos cuarenta minutos desde que me desperté.
Veamos, el procedimiento de suspensión se inicia con una hibernación de dos años a los que siguen otros dos más durante los cuales se procederá a la tramitación ejecutiva de la destitución que necesariamente ha de ser llevada a cabo para la posterior notificación del despido o jubilación. No me siento mareado ni me acosan las imágenes de mi nacimiento en la cubeta de rapport como cuentan que sucede durante el primero de los seis ciclos del impulso-sueño y la liberación promo. Recuérdalo, "El que trabaja puede salvarse, el que trabaja puede reintegrarse."
La vieja regla aprendida de memoria siempre fue el mejor estímulo para servir con eficacia en la redacción del Periódico Demacrático del Programa y también me servirá para salir de esta. Volveré a casa aunque me lleve todo un año, si las paredes negras de la cuenca orbital siguen regenerando el aire y alimentándome durante los períodos de sueño inducido sé que puedo conseguirlo.
¿Qué ha ocurrido? Otro nuevo ciclo, debo comenzar a correr de inmediato. Pero no puedo moverme hace demasiado calor y me siento tan débil. Tengo sed.
Las paredes de la maldita bola no han funcionado. Probablemente, algo malo haya sucedido mientras caí en el segundo impulso-sueño. Un pequeño meteorito, puede que basura espacial del siglo veinte... ¡Eh, qué demonios ocurre! ¡La cuenca gira! Vuelve a dar vueltas. ¡Umh, nooo! ¡Aaah!
Creo que el traje se ha dislocado un hombro. Mi forma no es la correcta. ¿Pero cómo? Algo debe estar golpeando mi cárcel orbital, estoy perdido. Nunca me reintegraré en mi puesto.
Pienso que tengo sed.
Yo... yo tenía que recordar algo. Soy periodista y creo "La Demacracia se extiende incorregible por todo el globo. Los ojos de los trabajadores no pierden de vista a su líder y los pueblos de oriente tienen su esperanza puesta en nosotros. Ahora que hemos terminado con el yermo sudamericano nosotros también estamos listos para ellos. ¡¡¡Guerra!!!" ¿Mi entrevista con el Jefe del estado fue tan importante? Quiero recordar, tengo que intentarlo todo.
Probaré hasta presionar el ganglio correcto tal como nos instruían en las cadenas de despiece de la escuela de precipitación social. Si venzo me convertiré por unas pocas horas en sonámbulo, dormido y en movimiento podré recordar así que ocurrió para que me apartaran. Debe ser justo aquí: Bellos muebles. Frascos, pieles inmóviles y un olor a padre como no he conocido. ¿Sería esto aquello que llamaban la muerte? Cuando todavía existía el animal y las cosas aún podían morir. Líder, ¿de qué dependen los hombres?
-Los hombres penden de mi mano luego caen al Amor y sufren mis deseos. Con cada nueva remesa de hombres tres de las anteriores son recicladas. De generación... ¿Le gustan las pieles, sr. Ismael-981?
-No son como las que nosotros vestimos.
-¡Jajaja! Hoy llamamos piel a nuestros trajes, es cierto. Sin embargo, estas que ve son pieles auténticas. Nada más que pellejos de animal que una vez, de ello hace mucho tiempo, estuvieron vivas. Tóquelas y observe como al contrario que nosotros ellas no estaban huecas ni necesitaban de uniformes que contuviesen sus cuerpos.
-¡Es increíble!
-No, simplemente es maravilloso. Así lo decían cuando yo era niño. Aunque no fui un animal también yo tuve una piel propia y huesos como los de este pequeño león. Algo más grandes supongo, ya no los recuerdo.
¿Ha leído algo sobre el cabello, los pelos? No me responda, sé lo que ha leído. Lo que han leído todos y lo que cualquiera puede decir. Además, sabemos que ha visitado la Última colmena y ha conocido a las moscas. Quizás no averiguó nada sobre la decantación del Ser pero estuvo allí.
-...
-¡Oh, no se preocupe 981-I! Usted únicamente realizaba su trabajo y no tiene el deber de comprender. Y alégrese, va a ser el primer humano al que verdaderamente asesinamos desde que asumí el poder. No sé si resultará doloroso pero, al menos, debe pensar en el consuelo que supondrá experimentar la auténtica muerte y no el reciclaje de nutrientes que sirve de alimento a nuestras jóvenes camadas.
-Pero yo...
-¡Silencio! Tome su ficha y diríjase a las oficinas del Central para un lanzamiento inmediato. Después de tantos años yo, el Espermatozón Rodríguez, vuelvo a derramar sangre sobre las palmas de mis manos. La carne, el recuerdo de la carne y la juventud me envuelven con su caricia maternal.
¿Dormido? Demasiado, demasiado calor. Imposible respirar. Quizás me queden unos minutos y aún pienso que debería tener sed. También hambre.
Ni líquido ni comida... Sin aire. Las costumbres más agradables son también las más difíciles de olvidar, aunque sigo pensando que debería tener algo de sed. ¿Me pregunto si será cierto que solo unas décadas antes de mi precipitación en la cubeta de rapport los hombres necesitaban beber, comer y respirar a cada instante?
¡Más impactos! La temperatura comienza a ser insoportable, mi piel se derretirá y me consumiré por dentro. "¿Una muerte auténtica?" Si muero es porque, como esas otras pieles que vi en mi entrevista al Caudillo Espermatozón, en cierta forma yo estuve también vivo. Se parece a... Es lo que cantaban aquelllos disidentes paulistas justo antes de ser transformados en alimento: "Lejos, muy lejos del circuito ininterrumpido de nacimientos y reciclajes, junto a las estrellas y los navegantes se haya olvidado nuestro postrero consuelo. Viaja, viaja al confín del universo hombre-pequeño y conoce a las estrellas. ¡Osa en el cielo, Osa en la tierra! Viaja, viaja hombre-pequeño hasta el confín del universo y lleva contigo la llave del cielo!"
- Gran disparo, sire.
- Sí, esta vez le di de lleno. He colocado la bola 981-I muy cerca. ¡Hoy también le ganaré la partida al subcomandante Alonso. ¿Cómo le va a mi amigo?
- Una última jugada horrible, sire. El telescopio de la ESAC muestra que su láser impactó con demasiada fuerza en la cuenca de retiro orbital del 893-I.
- ¡Llámalas bolas, muchacho! ¿Te he contado alguna vez a qué jugábamos en el siglo veinte? Es igual, prepara mi láser. Colaré la bola del 981 directamente contra el Sol en una carambola perfecta.